"Unas patas largas y un roce a destiempo"

Miercoles 22, Julio 2009

Amanecí con las pestañas a medio todo, y trapin se levantó quince minutos antes de lo previsto, mi amigo el Gallo Esteban me despertó, sin gracia alguna en su cantar. Comencé el día agotada, las fiestas acumuladas, el veranito y sus cositas, sus cositas y el veranito y lo mío, que ya voy sobrada , con mi infantilismo, mi tropiezos al hablar, mis cositas de siempre, mis pocos entendimientos y mis demasiadas ganas de desconectar.
Salimos de casa mi rutina y yo, encaminadas a esa valla interminable que aun deseo recorrer palo en mano. Tuvimos ya de tarde noche una conversación medio fría, medio desgastada, que me hizo caminar por la nubes de mañana. Es fácil decir no, demasiado fácil decir no a las caricias que provocan deseo , pensé en ello intensamente frente al ordenador, demasiado fácil decir no, es un no rotundo a los sueños, a los planes, a las locuras, a las ganas de romper los esquemas del mundo. Demasiado fácil decir no, es un no rotundo a sentir plenamente cualquier pasión, demasiado fácil decir no, es no, sin más, es un sí, a una aventura, llena de deseos, sin más, sin respingos en el alma, sin nervios previos, es una falta de todo lo demás, de todo lo que a mí, particularmente, me vuelve el mundo del revés.
Salimos de casa dejando atrás al Gallo Esteban y su cantar temprano… pensando en que el encuentro siempre es factible, con el chico BMW soy lo mejor que te ha ocurrido, con el chico “me gusta mirar como das vueltas al café”, con el chico “te observo cada día” o “con el “debes agregarme a tu facebook y asi conocernos mejor”, era incluso factible el encuentro con aquel a quien dijiste “no puedo”, cuando en realidad estabas diciendo no quiero contigo, aquel con el que es fácil , demasiado fácil decir no.
Lo que es técnicamente perfecto , para mi es sobradamente monótono, quiero, porque soy egoísta, que me tiemblen las piernas , que se dé la vuelta el estomago, quiero mi nervio al hablar, quiero nervios al encontrarte, quiero desear más, más, mucho más que una noche loca, quiero mis palabras dulces, mis palabras perversas, quiero buscar bajo mis sábanas el contacto con su piel, cuando mi sueño y mis vueltas de un lado a otro me han separado sin previo aviso, quiero abrir los ojos a media noche, y querer abrazarme a ti , quiero buscarte, no quiero ese abrir los ojos, mirarte y volver a cerrarlos sin acercarme a entrelazar mis piernas en tu cintura, por eso, porque no quiero nada de eso, es demasiado fácil decir, no, hoy no puedo.
Pensaba intensamente en ello y me entristecía, no encontrarme como una niña a la que los nervios le atacan, que tiene miedo, mucho miedo, pero el miedo es la señal de las sensaciones, de las sensaciones más bonitas que he sentido nunca. Siempre que he sentido miedo, lo he sentido porque era demasiado intenso, demasiado todo lo que provocaban en mi. Y ahora no hay nada, demasiado fácil decir no, no puedo.
De pronto, entre mis cosas, mi medio triste mañana por dentro y plenamente feliz por fuera, alguien agarró mi brazo con fuerza…
Lorena…
Tal vez nunca he comentado que no me gusta que me toque alguien a quien no conozco, o a quien no le he brindado la suficiente confianza como para hacerlo, no me gusta, y supongo que esto me viene de algún tema que quedo pendiente en mi hace años, no me gusta que me toquen así, pero aquella mañana lo pensé y lo dije en voz alta, me giré bruscamente y tan solo dije:
Te importa, es que no me gusta que me toquen, mucho menos que me agarren ,con decir Lorena es suficiente.
Lo siento me dijo el coordinador de mi empresa, ( que había venido, por fin, a vernos, un impresentable con pintas, muy poco inteligente y al que le encanta el alpiste, un impresentable tan ignorante que no es consciente que pronto va a perder el proyecto que tiene con el Santander, gracias, por supuesto a su mala gestión con nosotros, es tan sumamente malo en su trabajo que cree firmemente que nos tiene engañados y en el bote) Pedro, al que han sentado en la mesa de al lado me miraba con cara de no me lo puedo creer…
Tal vez fui estúpida, dura, y cruel por mi ironía hiriente, pero vuelvo a repetir, no me gusta que me toquen , ni mucho menos que me agarren del brazo, como obligándome a concentrar toda mi atención en algo o alguien que intenta tratarme como si fuese igual de ignorante que él.
Tal vez fui más estúpida porque tenía el día de lo simple, de lo que no me da más, de lo que es “demasiado fácil decir no”.
Más tarde, cuando las aguas volvieron al cauce y yo con ellas, el día me sorprendió, con una llamada que me hizo hablar como una niña, sin saber que decir, con tanto que decir, me sorprendió con ganas, muchas ganas, de reírme, de jugar , de soñar, de abrir los ojos en mitad de la noche y abrazarme y dar y buscar más, el día me sorprendió con algo que no esperaba, con el estomago del revés, como cuando era cría y los reyes estaban a punto de llegar.
Regrese a casa, pensando intensamente en mi conversación medio fría de la tarde anterior, cuando fue sencillo , demasiado fácil decir no, y sintiendo mi conversación de media mañana, en la que hubiese dicho si una y mil veces si.

Comentarios

Entradas populares