"Consentida"
Domingo 5, Abril 2009
Fin de semana de escándalo, escándalo el que le he dado a mi cuerpo, en cada uno de sus sentidos, ha habido para todo, para los chupitos de hierbas con Teo, para el futbol con Pelayo y para más, más y más.
Reniego muchas veces de saber qué siente la gente por mí, como me ven, como me sienten o me dejan de sentir, esto me viene de lejos y de lejos viene, en cierta medida son dos las razones, tengo una medida de vergüenza absoluta, la otra medida es una negación rotunda a descubrir que me descubran como realmente no soy. Por lo que intento obviar preguntar sobre mi persona, por miedo a descubrir que no he sabido mostrarme o llegar, y por vergüenza cuando alguien me dice cosas bonitas, aunque me guste.
El mundo está loco o cada uno juega sus cartas, unas acertadas y otras no, unas que acercan y otras que, a veces dolorosamente, alejan.
Ayer encontré el silencio necesitado, después de comenzar la mañana medio pulgosa fui capaz de relajar cada uno de los músculos que recorren mi cuerpo, relaje mi mente, por lo que deje hacer a mis impulsos, lo que mi coherencia o mis sentimientos se empeñan en vetar.
Me gusta tumbar mis entrañas al sol, alborotar en silencio lo que me preocupa, lo que me ocupa y lo que sin más me llena o deja vacía, me gusta sentir el calor en mi cuerpo, dejarlo traspasar mi piel y sentirme cómoda dentro de mi envoltorio, me gusta el sol de primavera y me agobia el de verano, por lo que aprovecho para sentir frío y calor en el mismo momento, siento mi cuerpo bello en esa temperatura, ni más ni menos.
He decidido, o al menos eso creo , que no me voy a escapar en los días de fiesta que están por venir, porque no quiero volver estresada el domingo con millones de personas que mecánicamente regresan a su rutina, quiero escapar , pero cuando nadie pueda hacerlo.
Ayer me deje llevar por cada uno de mis seis sentidos, y así amanecí…, consentida…
Fin de semana de escándalo, escándalo el que le he dado a mi cuerpo, en cada uno de sus sentidos, ha habido para todo, para los chupitos de hierbas con Teo, para el futbol con Pelayo y para más, más y más.
Reniego muchas veces de saber qué siente la gente por mí, como me ven, como me sienten o me dejan de sentir, esto me viene de lejos y de lejos viene, en cierta medida son dos las razones, tengo una medida de vergüenza absoluta, la otra medida es una negación rotunda a descubrir que me descubran como realmente no soy. Por lo que intento obviar preguntar sobre mi persona, por miedo a descubrir que no he sabido mostrarme o llegar, y por vergüenza cuando alguien me dice cosas bonitas, aunque me guste.
El mundo está loco o cada uno juega sus cartas, unas acertadas y otras no, unas que acercan y otras que, a veces dolorosamente, alejan.
Ayer encontré el silencio necesitado, después de comenzar la mañana medio pulgosa fui capaz de relajar cada uno de los músculos que recorren mi cuerpo, relaje mi mente, por lo que deje hacer a mis impulsos, lo que mi coherencia o mis sentimientos se empeñan en vetar.
Me gusta tumbar mis entrañas al sol, alborotar en silencio lo que me preocupa, lo que me ocupa y lo que sin más me llena o deja vacía, me gusta sentir el calor en mi cuerpo, dejarlo traspasar mi piel y sentirme cómoda dentro de mi envoltorio, me gusta el sol de primavera y me agobia el de verano, por lo que aprovecho para sentir frío y calor en el mismo momento, siento mi cuerpo bello en esa temperatura, ni más ni menos.
He decidido, o al menos eso creo , que no me voy a escapar en los días de fiesta que están por venir, porque no quiero volver estresada el domingo con millones de personas que mecánicamente regresan a su rutina, quiero escapar , pero cuando nadie pueda hacerlo.
Ayer me deje llevar por cada uno de mis seis sentidos, y así amanecí…, consentida…
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