"Largos Días, deseos, frenos."

Domingo , 8 de Marzo 2009

He abierto los ojos a las ocho de la mañana, con sol, y pajaritos cantando, como Heidi. No sé con qué estaba soñando, pero si sé cúal ha sido mi primer pensamiento, el primero me lo guardo, y el segundo lo público a bombo y platillo…. Llevo semanas deseando con todas mis fuerzas sentirme perezosa y dormir toda la santa mañana, pero cuando he visto el reloj…. Mi gozo en un pozo…y mis pulgas sacudiendo fuerte.
Así que son las once y media y ya he hecho mil cosas con el sol cegando mis ojines…hace calor, y me gusta, y me llena, y me vuelve activa, más nervio. Casi es primavera y con la primavera vienen mis bailes de mañana, mis bailes de noche, vuelven hasta los deseos que creí perdidos…
Ayer tarde tuve un pecaminoso plan en mi cabeza, el cual no propuse, preferí quedarme quietina y no jugar, lo preferí o temí jugar de nuevo.
Ayer fue una tarde de recordar deseos que antes no podía frenar, y ahora freno, ayer fue una tarde de saberme salvaje, o civilizada y serena, más son mis dos extremos, de sobra conocidos por mí, y por quién es capaz de llevarme a ambos extremos, donde me permito dejarme llevar, donde me permito el don del saber estar.
Ayer no pensé en nada y me dejé llevar por los lugares que quien sabe por qué, hacía mucho tiempo no caminaba, y me gustó, y frené en seco. Me encontré con aquellos deseos incontrolables, me encontré o alguien supo llevarme a ellos, a recordar mi manera de disfrutar de mi misma, mí … al miedo le cierro las puertas y me dejo llevar.
Tal vez sea que no quiero abandonar lo que siento, tal vez sea que no quiero caminar en otra dirección, tal vez sea que me da miedo regresar a esa pasión, tal vez sea que me gusta lo que tenemos desde hace tiempo, desde que dejó el deseo de instalarse en mi piel cada vez que me miras.
Tomemos cafetines, hablemos, pero no vengas a buscarme, que me encuentras, no tengo nada por lo que luchar, o tengo demasiado por lo que pelear, no tengo el alma cubierta, no vengas a buscarme, que me encuentras con las defensas bajo mínimos, no tengo nada que ofrecer, solo me quedan mis dos extremos y mis ganas de reír.
He despertado como Heidi, con pajaritos cantando en la ventana, y sin ganas de frenar mis deseos, con ganas de frenarlos. He amanecido vulnerable y llena de energía. El primer pensamiento me lo guardo para mí, porque he de guardarlo, el segundo ya lo sabéis, y el tercero, el tercero fue tan pecaminoso como el plan de ayer por la tarde.
Pues con esto y un bizcocho hasta mañana a las seis, que no las ocho.

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