"Yo soy tu lobo"

Fue un fin de semana de lo más interesante. Hemos tenido el honor de conocer al ser más pedante del universo, digo hemos, porque hemos, no he.

Rodeadas de un grupito de hombres, entraditos en años, y digo entraditos, porque, a pesar de haberme sentido siempre atraída por gente más mayor que yo, no eran más mayores, eran, de espíritu, acto y aspecto, como Anita Obregón en hombre. Chupa de cuero el primero, otro con camisa de marca, elegida como esas camisas de marca que yo aborrezco, esas que no te gustan, porque llevan el talle repleto de dibujitos exagerados, que dicen VERSACHE, GUCCI, ARMANI, y bien podrían decir, VERZACHE, CUACHI, o ARMANDO, ese era el plan, plan soy tu lobo,llevo una camisa de mucha pasta, pero tengo el gusto en el culo, porque he comprado la más fea de la colección, modelo; “fácilmente vendible en un polígono, por gitanos”, “en un chino de esos gigantes que venden de todo”, o en cualquier tienda de esas que tienen mucha lycra y poca calidad, donde pone “El mal gusto, muy a gusto”.
Su cara lo decía todo, he dejado a mi churri en casa, y vengo a comerme el mundo, lástima que olvidaron en casa el recoge babas, y lástima llegué a sentir yo , habiendo elegido el escote que elegí.

El resto de las féminas parecían tranquilas, sosegando a la niña, que tuvo la mala suerte de colocarse en el lugar más inoportuno, ja, ja, ja, que poquito les duró eso de, Lorena pasa, son unos abuelos verdes, no, verdes no, que se estaban poniendo morados…justo cuando buscan el hueco de la barra tras tu espalda para rozarse, sí, hay gente que liga así, es cuando cambia la historia, y una les quiere meter no sé qué por no sé donde, la otra se asquea, y llega la salvación, el niño más simpático de la noche, que por supuesto era nuevo allí. Lástima que tuviese un amigo tan, prepotente, pedante y egocéntrico, y eso que el niño no tenía nada de lo que presumir, al menos nada que se pudiese atisbar en diez minutos de reloj, que fue el tiempo que lo aguantamos antes de ponernos el abrigo y marcharnos, entre risas.

Por lo que todo marcha poco a poco, parece que no me llenas los pensamientos, parece que te difuminas, porque quieres, que conste en acta, y parece que yo ya voy pasando ese “año” de volver a la normalidad, parece que vuelvo a saber cómo no mentarte, cómo no pensarte en exceso, cómo si de pensar te pienso, soy capaz de hacer lo que hice siempre, no darle mayor importancia, saber que ahí no debo meterme. Aunque ya no tengo las excusas que antes tenía, ya no me sirve ese, ¿dónde vas Lorena? si se entera ella te mata, ya no me sirve después de aquella conversación nerviosa a mi regreso, de las pocas que mantenemos ya, ella y yo ,sobre sentimientos, o cosas importantes. Ya no me sirve el miedo a qué dirá, cómo se sentirá. Ahora busco otras excusas para no fijarme en ti, para no soñar contigo, y parece que tu distancia es el mejor aprendizaje. Por lo que nunca me vuelvas a decir que me fui alejando, que soy de otro planeta, me alejo, porque no te encuentro para acercarme.

Hemos vuelto a la normalidad, con una promesa a medias, a medias porque no se puede escupir al cielo, por si te cae de lleno. Mi corazón y yo nos hemos abierto al mundo y cerrado a posibles reencuentros con personas que ya conocemos, tengo una última puerta que se está cerrando, una vez cerrada, no se abre tras mi espalda nunca más, siempre hacia delante.

Promesa a medias.

Todo esto se viene dando porque alguien comienza a querer saber más de mí.

Hace muchos años,muchos, conocí a una persona que, literalmente , después de ver su físico, impresionante por qué no decirlo, cada uno de los seis sentidos de mi cuerpo experimentó una extraña necesidad de dormir, creo que aprendí que por muy espectacularmente bello que sea alguien, no es ni mínimamente suficiente como para que haga que todo se remueva en ti.

Han pasado los años, y quién sabe dice mi amiga!!! Quizás todo en él haya cambiado.

Pero en mí no.


Por lo que como adolescentes que somos, somos, ahora que ha pasado ese año de sentirme extraña en mi piel, ese año de escapar de todo, de echar de menos en exceso, vuelvo a ser yo, con una mudanza por delante, para no sentirme tan sola, aunque esto sea un reconocimiento íntimo, con millones de cosas nuevas, y con la experiencia de conocerme aún mejor, os aseguro que si, innegablemente tenéis una amiga de lo más peculiar a la que, cada día, le importa menos ser como es y que por fin vuelve a sentirse extremadamente cómoda en su locura.

Comentarios

Entradas populares