"Señales"
El último libro que le dejé prestado a mi padre fue ”Obra Poética en Castellano” de Nené Losada Rico, aquella mujer que ayudo a traerlo al mundo…Lo tenía conmigo desde el pasado verano, me lo traje de Luarca, como otras tantas cosas, que cada año traigo , y me acompañaba de noche, a ratines iba robándole sus letras, o sus palabras…que bonito se escucha cuando alguien lee en voz alta, tan …como ella lee.
Mi padre era metódico, así como yo he ido saltando de la ultima página a la primera, o a la octava, él no, él fue leyendo uno a uno , ¿su marca páginas? Una hoja de su “libro de sudokus”, debidamente realizado en sus horas de “poco sueño”.
Le hizo tanta ilusión llevárselo de mi habitación, como a mi prestárselo. Porque era una cosas más que ambos compartíamos, la admiración por alguien a quien , llegado un momento de su vida, le dejo de importar lo que los demás pensaran de su loca manía de escribir sobre sus propios sentimientos.
El sábado el libro volvió a mis manos, regalándome las ultimas letras que mi padre leyó, el libro , volvió a mi un día de mucha tristeza, de mucho volver a desandar lo caminado hacía adelante. Y con una señal muy clara, (evidentemente solo a los ojos de quién cree en las señales que la vida te regala), mi padre, de alguna manera, me vuelve a recordar lo importante que es cada minuto que respiramos, y que lo importante no es dónde vamos, lo importante es caminar disfrutando de cada uno de nuestros pasos.
EL CAMINO DE LA VIDA:
Por un camino sediento,
falto de paz y de amor,
marcha sin rumbo la gente,
Por él también marcho yo.
Sentimos la misma sed
que el camino polvoriento,
¿encontraremos el agua
que mitigue el desaliento?
A dónde vamos no sé,
lo importante es caminar;
llegaremos cuándo, cómo,
a qué sitio, a qué lugar.
¡Qué interrogante sin fin
para ese camino incierto,
y más para el caminante
a quién le falta el aliento!
SI TUVIERA UN MINUTO:
Si tuviera un minuto,
un minuto de tiempo tan sólo
para hablar y escuchar en profundo
y que alguien oyera y dijera
prestando atención.
Si un minuto perdemos
de este tiempo que ya está perdido,
¡quién pudiera ganar un minuto
robándole tiempo al reloj!
Mi padre era metódico, así como yo he ido saltando de la ultima página a la primera, o a la octava, él no, él fue leyendo uno a uno , ¿su marca páginas? Una hoja de su “libro de sudokus”, debidamente realizado en sus horas de “poco sueño”.
Le hizo tanta ilusión llevárselo de mi habitación, como a mi prestárselo. Porque era una cosas más que ambos compartíamos, la admiración por alguien a quien , llegado un momento de su vida, le dejo de importar lo que los demás pensaran de su loca manía de escribir sobre sus propios sentimientos.
El sábado el libro volvió a mis manos, regalándome las ultimas letras que mi padre leyó, el libro , volvió a mi un día de mucha tristeza, de mucho volver a desandar lo caminado hacía adelante. Y con una señal muy clara, (evidentemente solo a los ojos de quién cree en las señales que la vida te regala), mi padre, de alguna manera, me vuelve a recordar lo importante que es cada minuto que respiramos, y que lo importante no es dónde vamos, lo importante es caminar disfrutando de cada uno de nuestros pasos.
EL CAMINO DE LA VIDA:
Por un camino sediento,
falto de paz y de amor,
marcha sin rumbo la gente,
Por él también marcho yo.
Sentimos la misma sed
que el camino polvoriento,
¿encontraremos el agua
que mitigue el desaliento?
A dónde vamos no sé,
lo importante es caminar;
llegaremos cuándo, cómo,
a qué sitio, a qué lugar.
¡Qué interrogante sin fin
para ese camino incierto,
y más para el caminante
a quién le falta el aliento!
SI TUVIERA UN MINUTO:
Si tuviera un minuto,
un minuto de tiempo tan sólo
para hablar y escuchar en profundo
y que alguien oyera y dijera
prestando atención.
Si un minuto perdemos
de este tiempo que ya está perdido,
¡quién pudiera ganar un minuto
robándole tiempo al reloj!