"De cómo desprenderse de lo que a uno no le toca"

Reconozco que soy, de esas personas , a las que les cuesta desprenderse de las cosas, de los sentimientos, de los sueños…en cualquier parcela de mi vida me topo con , eso que se llama apego desmesurado.

De la misma manera , sin preocuparme lo más mínimo reconocerlo, reconozco que algo ha cambiado dentro de mí a lo largo de este mes.

Cuando me dieron la noticia, me sentí sola, a pesar de cada uno de los abrazos, a pesar de cada uno de los besos, a pesar de cada una de las personas que dieron calor a mi frío, había un vacío extraño que nadie, absolutamente nadie podía llenar.

He aprendido, que uno no puede esperar más de lo debido, que hay sueños en los que uno se empeña en creer ciegamente, sin llegar a darse cuenta que esos sueños son castillos en el aire que tarde o temprano caerán. Un sueño de dos no puede sostenerse cuando en realidad el sueño es de uno y ese dos no existe.

He empezado a ser justa conmigo misma, aquel vacío hizo que me diese cuenta de cada una de las puertas que he dejado cerrada estos últimos años, de cada mimo que me he negado a recibir, de cada persona que me he negado a conocer, de cada pared que he construido alrededor de mi corazón, esperando que “nuestro” momento volviese a ser “nuestro” momento.

A veces guardas con mimo un vestido que te vuelve loca, lo guardas, a pesar de saber que tus tetas nunca crecerán lo suficiente como para rellenarlo, pero deseas llegar a ponértelo algún día…lo deseas con todas tus fuerzas, hasta que te das cuenta, que , en primer lugar , el vestido no cree haber sido confeccionado exclusivamente para ti, y en segundo lugar, que efectivamente, tus tetas nunca crecerán lo suficiente como para que te quede cómo un guante.

Y ahora estoy en eso, en eso de desprenderme de todo aquello que guardo y nunca uso, todo aquello que tan solo provoca un sentimiento de espera, porque la vida es demasiado corta como para esperar.

Me he hecho con un mazo para romper paredes, me he hecho con la realidad, y empiezo a dejar que me mimen, empiezo a abrir cada una de las puertas cerradas, a dejar que me adulen, porque si, definitivamente he dejado mi corazón llenándose de polvo estos últimos años, y… amigos, francamente tengo un corazón que no se merece estar guardado.

Reconozco que soy, de esas personas , a las que les cuesta desprenderse , sufro de apego desmesurado, pero también reconozco que sé, ahora no lo creo, lo sé, que la vida es tan corta como lo es un suspiro, y no estoy dispuesta a dejar estas paredes altas que rodean mi corazón, ni este polvo, ni este miedo a dejar que me mimen, porque no quiero volver a sentir ese vacío extraño, solo porque me cuesta desprenderme de sueños que no existen más que en una espera, que ya es demasiado larga y absurda.

Reconozco que estoy haciendo obra en mis entrañas.

Entradas populares